Saturday, November 28, 2009

JOHN PARKER COMPTON Live at Turk’s Head Coffeehouse, VMC Records, 2006

Cuando hace algunos años ya, y gracias al amigo Fernando Payno, descubrí el primer y único disco del grupo Appaloosa quedé fascinado. ¿Cómo era posible que un disco así hubiera pasado tan absolutamente desapercibido durante tanto tiempo? Ignorado por completo, ni siquiera una referencia ocasional en los más eruditos círculos. Pongámonos en situación. Año 1969, con apenas 19 años cumplidos John Parker Compton (guitarra y voz) y su amigo Robin Batteau (violín) se plantan en las oficinas de la discográfica Columbia Records en Nueva York y se ponen a interpretar sus canciones a las secretarias que allí trabajaban, de tal suerte que Al Kooper (por entonces productor de la casa) les escucha y les propone grabar ese mismo día una demo. Poco tiempo después se editaría el LP de Appaloosa, un disco que si me permiten la osadía, muy poco tiene que envidiar al “Astral Weeks” de Van Morrison. No en balde, y aunque eso sería desentrañar la historia que en otro momento nos proponemos contar, la labor de productor de Appaloosa apunto estuvo de recaer en las manos de Lew Merenstein, que se disputó con el propio Al Kooper el favor del grupo. Collector’s Choice reeditó por fin el disco en el 2005: enormes canciones de folk barroco, por fin, al alcance de cualquiera.

Pero antes de que todo esto ocurriese John Parker Compton (el padre de la criatura) componía sus primeras canciones y depuraba su técnica a la guitarra en su Boston natal. Allí se juntaría a dos músicos jóvenes como él pero de incipiente talento: el violinista Robin Batteau y el bajista David Reiser. El propio Compton nos cuenta cómo sucedieron las cosas: “Robin y yo empezamos a tocar en los coffeehouses de Boston y Cambridge en el verano de 1968 y además actuábamos todos los domingos por la tarde en el Cambridge Common Music Concerts. Era un evento al aire libre que se celebraba a una manzana de distancia de Harvard Square y que organizaba Bob Gordon. Como puedes imaginar el sitio se llenaba de gente y era una fiesta. Robin dejaba alucinado a todo el mundo con sus increíbles solos de violín. A Gordon acabamos gustándole y siempre nos dejaba un hueco en el cartel. Incluso hicimos de teloneros de Tim Hardin cuando estuvo tocando durante una semana en el Paul’s Mall de Boston. También abrimos para los Young Rascals en el Harvard Stadium.” Poco tiempo más tarde se les unieron Eugene Rosov y David Reiser. “Eugene vivía entonces en casa de los Batteau mientras estudiaba en Harvard, así que yo me acercaba por allí y ¡ya teníamos la banda! Hacia el mes de septiembre de 1968 Robin y yo comenzamos a ensayar las canciones con Eugene (cello) y David (Fender bass) en el garaje de los Batteau. Una noche tocamos en una fiesta en casa de un joven abogado de Brookline, Massachusetts que se ofreció a llevarnos a todos en avión hasta Nueva York para que pudiéramos hacer audiciones para las discográficas.” Y de esta forma cerramos el círculo y llegamos de nuevo al principio de nuestra reseña y a la famosa audición en las oficinas de Columbia… Lo que este CD que os presentamos recoge es parte de una actuación de John, Robin y David en el Turk’s Head Coffeehouse (en Cape Cod, Massachusetts) un mes antes de ser “descubiertos” por Al Kooper. De los siete temas sólo dos (“Green Brown Sound” y “Subway”) no pasarían el corte y quedarían fuera del disco de Appaloosa, y los cinco restantes nos muestran hasta que punto tenían trabajados los arreglos definitivos de estas canciones. Cuenta Compton que “en realidad dos tercios de las canciones del álbum están producidas con un sonido muy acústico. Por ejemplo, canciones como “Pascal’s Paradox” o “Tulu Rogers” son sólo guitarra, violín y bajo. Sin embargo, mientras las sesiones de grabación iban progresando Al se trajo a miembros y más miembros de Blood Sweat & Tears para tocar en las canciones y luego trajo a su amigo Charlie Calello para arreglar “Biweekly” y “Now That I’ve Found You”. Otra canción que Al “Kooperizó” fue “Rosalie”, que Robin y yo habíamos interpretado durante años como un tema folk. No pude con esos arreglos que hizo hasta pasados un par de años.” Pues si tenéis el disco de Appaloosa y este CD del que hoy hablamos, podréis comprobar a lo que John Compton se refiere. La calidad de las interpretaciones de estos chavales sorprende sobremanera, la seguridad y confianza, pero sobre todo la calidad que atesoran estas canciones: pese a estar fuertemente influenciado, sobre todo, por Tim Hardin, Compton logra componer un material original y enormemente personal, que le diferencia claramente de sus contemporáneos.

Al CD se le añaden otras 8 canciones grabadas en directo en los estudios de la emisora WHRB de Cambridge y en casa aquel mismo año. En su mayoría temas "nuevos", que Appaloosa no llegaron a registrar, pero que mantienen el nivel de calidad y, sobre todo, su personalidad realmente única. El disco está disponible a través de cdbaby, y si queréis completar la información sobre John Parker Compton os sugiero una reciente entrevista a cargo de Nick Warburton en la web garage hangover. Además en la web de Appaloosa anuncian que el grupo original se ha reunido y están preparando nuevas grabaciones. Las declaraciones de Compton que aquí reproducimos están extraídas de las notas a cargo de Richie Unterberger para la reedición del disco de Appaloosa.


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En los archivos de Otoño Cheyenne hay un sensacional artículo a cargo de Fernando Payno, que repasa la trayectoria de JP Compton como es debido, y que esperamos poder publicar muy pronto a través de nuestra rama impresa.

Friday, November 20, 2009

THE PALACE OF LIGHT “Beginning Here And Travelling Outward” Bam Caruso, 1987 & MABEL JOY “Wish I Was” Bam Caruso, 1993 (Discos a recuperar 9 y 10)

Ya habíamos traído al sello Bam Caruso por aquí con anterioridad (el disco de Nick Haeffner). Favorito entre favoritos, sin duda, de esos que intentas coleccionar todo. Aparte de su pionera labor, durante los primeros ochenta, en el descubrimiento de las joyas ocultas de la psicodelia inglesa de los sesenta, de acuñar el término freakbeat, y de marcar los pasos a seguir en Europa para todo sello de reediciones que ha venido después, conviene reivindicar también su labor editando alguno de los grandes discos ocultos de los ochenta. Como éste que hoy nos ocupa. Phil Smee (capo de Bam Caruso) los definía así: “The Palace Of Light eran uno de nuestros secretos mejor guardados. Un grupo de tipos afines que se postraban ante el altar de Cyrus Faryar, Fred Neil, Scott Walker y Mickey Newbury, y que tenían un cantante con una voz impresionante. Su disco de debut contenía temas de proporciones épicas y debería estar disponible de nuevo.” Bien cierto. Alejados de los excesos de producción de los ochenta (que lastraron tantos buenos discos), pero recogiendo a la vez lo poco bueno de esa época, “Beginning Here…” es un disco de pop-rock de difícil catalogación. Canciones enormes, de emoción a flor de piel, bordeando la épica como decíamos, que a nosotros por momentos nos traen a la cabeza lo mejor del pop-rock australiano de entonces, The Church, los Triffids o incluso los Go-Betweens, y también grupos americanos como American Music Club. El peso del grupo lo llevaban las personales canciones de Mark Brend (guitarra) y Geoff Smith (voz y guitarras), y se completaba con el multiinstrumentista Matthew Gale. Además de las influencias americanistas citadas encontramos en su sonido pocos rastros que los delaten como el grupo inglés que eran.

Únicamente editaron este LP, además de un EP de 12” que contenía 3 canciones (una de ellas no incluida en el álbum) y un single, todo ello también en Bam Caruso. Pasaron unos años, un pequeño cambio en la formación (sustituyeron al batería), y The Palace of Light reaparecieron como Mabel Joy en 1991 con un single autoeditado que contenía dos perlas del calibre de “Catherine” y “Books”, tal vez lo mejor que llegarían a grabar. Fue precisamente esta última canción la que nos introdujo en la música de Palace Of Light / Mabel Joy, pues aparece en el recomendabilísimo “Head Sounds from the Bam-Caruso Waxworks, Vol. One” editado por RPM hace ya casi diez años, y que hace un repaso a través de 22 temas de la historia del sello con notas a cargo del propio Phil Smee. Curiosamente el tema lo acredita Smee a The Palace of Light, cuando en realidad el grupo ya había cambiado de piel.

Mabel Joy sólo llegaron a editar un CD titulado “Wish I Was” (1993) que, curiosamente, fue la penúltima referencia que editó Bam Caruso. Pero, ¡qué disco! Doce canciones sin piedad, emocionantes hasta el tuétano. Abrazando referencias más americanistas (folkies como Tim Buckley –se incluye cover de su "Buzzin' Fly"-, Tom Rush o Tim Hardin) pero sin ceñirse a estilo alguno y siguiendo su propia visión. Supongo que hacían el tipo de música destinada a ser degustada y apreciada por una minoría. Nick Robbins, productor del disco (y en la actualidad eminencia gris detrás de multitud de lanzamientos de sellos como Rev-Ola o Ace), ya daba pistas cuando apuntaba en las notas del disco que la meta sería conseguir capturar el sentimiento de un grupo tocando en directo con un mínimo de artificio técnico. Aquí me recuerdan, por momentos, a los American Music Club de “California”, aunque los bonitos arreglos de cuerda y las voces femeninas que acompañaban muchas de las canciones, les sitúan una vez más en un terreno propio e intransferible. Es de suponer que el disco pasó totalmente desapercibido, ya que resulta harto difícil encontrar información sobre el mismo o siquiera localizar una copia del disco. En fin, yo les recomendaría que los buscasen sin descanso, tanto el CD como el single, y ya me dirán!


Finiquitados Mabel Joy, Brend y Gale formaron en 1995 Fariña (¿una nueva referencia a los folkies que tanto les gustaban?) y como tal han editado hasta la fecha un par de muy recomendables discos para Pickled Egg Records. Pero esa es ya otra historia que merece discusión aparte. Como curiosidad final apuntar que Mark Brend es el autor del apreciable “American Troubadours” (Backbeat Books), un repaso a las carreras de algunos de los más significativos cantautores americanos de los sesenta y primeros setenta (¡se acuerda de David Blue!). El círculo se cierra.