Thursday, July 22, 2010

THE SIDEWINDERS, same, 1972 RCA (Discos a recuperar 12)

Ayer tuve la suerte de ver en concierto, una vez más a Patti Smith, y como siempre, el atractivo extra que presenta semejante oportunidad es poder ver también a su inseparable Lenny Kaye a la guitarra. Ya veis, Lenny es uno de esos personajes tan queridos por aquí. Lo que me ha traído a la memoria el álbum que hoy comentamos. Parece mentira que con la cantidad de discos y referencias obscuras e ignotas que mes a mes se recuperan en infinidad de reediciones, aún queden discos como éste languideciendo en los archivos de alguna discográfica, esperando una nueva oportunidad de ser apreciados y re-descubiertos. El nombre clave aquí, y el que nos llevó hasta el disco, es el de Andy Paley, otro gran favorito por aquí. A comienzos de los 70 un jovencísimo Andy se traslada a Boston con la idea de formar un grupo. The Sidewinders surgen de las cenizas de Catfish Black, y en su formación original están Andy como vocalista (también toca la harmónica en algunos temas), Eric Rosenfeld (guitarra), Mike Reed (guitarra), Leigh Foxx (bajo), y Henry Stern (batería). Sus primeros directos llaman más la atención de la escena neoyorkina centrada alrededor del mítico Max’s Kansas City (Warhol es un asiduo, y pone a Andy Paley en la portada del primer número de su revista Interview). Dennis Katz cazatalentos de RCA (había fichado a Bowie, los Kinks y a Lou Reed después de que éste abandonase la Velvet) no duda en ofrecerles un contrato. Entran en el estudio con la idea de ser producidos por Richard Robinson (productor de Reed), pero finalmente esta tarea recae en Lenny Kaye, entonces crítico y estudioso de la música pop y, más tarde, guitarrista de Patti Smith, claro. Precisamente en 1972 aparece el histórico doble LP “Nuggets”, producido y anotado por Lenny Kaye. Andy Paley y Eric Rosenfeld ejercen de faros guía del grupo, componiendo todo el material. El disco es una fenomenal muestra de canciones inspiradas tanto en el rock n’ roll de los 50, como en el pop/beat de los 60. Están a punto de convertirse en grupo de absoluto éxito, pero se quedan a las puertas. Andy, por su parte, entabla relación y contacto con numerosas personalidades de la “inteligencia” del momento, y se convierte en el favorito de críticos y demás, recibiendo parabienes y alabanzas incontenidas de gente como Lester Bangs o Andy Warhol. El propio Lester Bangs, en la crítica que realiza en la revista Creem, en agosto del ’72, con motivo de la edición del primer y único LP de los Sidewinders y hablando de su directo dice lo siguiente: “allí se liberaba toda aquella energía juvenil y vivaz, la misma que escuché en el disco “Five Live Yardbirds”, y en algunas actuaciones de MC5, y en pocas y preciosas experiencias de rock en directo más”. Un directo que le hace recuperar la fe al Sr. Bangs, y que a la vez le hace esperar el “éxtasis instantáneo” del primer disco del grupo. Los únicos peros que encuentra en el álbum hay que buscarlos en un sonido que, comparado con su directo, queda en parte empobrecido, castrado, “under-produced”. Pero las canciones ahí están “O Miss Mary”, “Got You Down”, “Reputation” o “Rendezvous”, y la actitud y sonido del grupo no eran sino un soplo de aire fresco en una época en la que la atmósfera comenzaba a enrarecerse. Lester Bangs de nuevo: “Los Sidewinders son el tipo de grupo que no necesita darse ningún aire. Ellos LO SON, así que simplemente van y lo HACEN”. Los Sidewinders vendieron una cantidad importante de copias de su disco, pero no la suficiente como para dar el gran salto, y optaron finalmente por seguir cada uno su camino, por separado. No están del todo claras, sin embargo, las razones de esta ruptura (Andy se mostraba reacio a hablar de ello en entrevistas de la época), pero el hecho es que Andy comenzará a ejercer por su cuenta, aplicándose como hábil multi-instrumentista en múltiples frentes. Su amiga Patti Smith se lo llevará de gira por Europa, en sustitución de su teclista habitual Richard Sohl, que se había puesto enfermo a última hora. Otra colaboración ilustre de este periodo es la que realiza para Elliott Murphy en su tercer disco, “Night Lights” (RCA, 1976). Después vendría la formación de The Paley Brothers, junto a su hermano Jonathan, con los que grabaría un único e irrepetible álbum para Sire Records en 1976, del que sin duda nos haremos eco en un futuro próximo. Mientras tanto procúrate una copia del álbum de los Sidewinders, nos lo agradecerás.

Thursday, July 08, 2010

THE WILLIAMS BROTHERS, ¡harmony pop!

Creo sinceramente que "Grace of My Heart" (aquí "Corazón Rebelde") es una de las mejores películas que se han hecho sobre el mundo de la música pop. Tanto la historia, el guión, los actores, la sensibilidad a la hora de retratar y recrear un mundo muy particular (el de los primeros años 60 en el Brill Building neoyorkino), como la banda sonora, son sencillamente excelentes. La película fue dirigida en 2002 por Allison Anders, y está protagonizada por una maravillosa Illeana Douglas, y unos no menos sensacionales John Turturro, Matt Dillon y Eric Scholtz. Además en labores de producción estaba Martin Scorsese, nada menos.

Precisamente la música que pone la banda sonora tiene mérito doble, pues a través de composiciones e interpretaciones nuevas y originales, compuestas exprofeso para la película, se recrea a la perfección la banda sonora de aquella época irrepetible. Pues gracias a ello conocí a los Williams Brothers... esta es su aparición en la película, haciendo un cameo a lo Everly/Righteous Brothers, interpretando "Love Doesn't Ever Fail Us", que desde que la descubrí en la película ha pasado a ser una de mis canciones favoritas.



La canción (¡original de Gerry Goffin y Larry Klein!), y la interpretación, son tan alucinantes que sentí curiosidad por estos "Williams Brothers". ¿Acaso eran un grupo real, o sólo un par de actores haciendo el cameo? Pues no, resulta que Andrew y David Williams son hermanos de verdad, y tienen una muy considerable carrera musical a sus espaldas. Fueron "niños prodigios", participando en series televisivas en los 70 y publicando un par de álbumes para público pre-adolescente. Sin embargo, cuando cogieron el control de su carrera la cosa cambió, y el pedigrí que atesoran es bien merecido. Tres LP's en su haber: "Two Stories" en 1987 (Dylan y Tom Petty les cedieron ambos una canción, aunque el disco queda un poco lastrado por la producción “años 80”), "The Williams Brothers" en 1991 (que contenía su único hit, si es que así lo podemos denominar, la estremecedora “Can’t Cry Hard Enough”, versionada en múltiples ocasiones por los más diversos artistas) y "Harmony Hotel" en 1993. Además, como músicos han colaborado con, entre otros, The Gun Club, T-Bone Burnett, The Plimsouls, Peter Case, Victoria Williams, Del Shannon, Bob Neuwirth, Old 97's... ¡no está mal!


Yo recomiendo sobre todo "Harmony Hotel", que además se puede conseguir muy barato a nada que se busque un poco. Es un disco de folk-pop precioso, lleno de medios tiempos sustentados a base de instrumentación acústica y el perfecto ensamblaje de las voces de Andrew y David, una especie de Don y Phil Everly de los noventa (ahí me recuerdan a los sensacionales Rembrandts, que bordaban también las armonías vocales). Seguramente no cambie tu vida, o tal vez sí, pero desde luego es uno de esos discos que, en su modestia, te dejan con una sonrisa en la boca de pura felicidad. Y a veces poco más se puede pedir. Andrew Williams sigue ligado al mundo de la música como productor, compositor y músico. Esta es su web.

Thursday, June 24, 2010

LARRY JON WILSON, R.I.P. 1940-2010

Me acabo de enterar del fallecimiento de Larry Jon Wilson el pasado 21 de junio, a los 69 años, al parecer de un derrame cerebral mientras se encontraba en Roanoke, Virginia, mientras visitaba a su familia. Descubrí a este grandísimo artista gracias al impagable documental "Heartworn Highways", filmada a finales de 1975 y primeros de 1976, en el que compartía andanzas con Townes Van Zandt, Guy Clark, Steve Young, David Allan Coe, Rodney Crowell, John Hiatt o un jovencísimo Steve Earle (es decir, la emergente escena "outlaw" que florecía al margen de los dictados de Nashville). Él era el protagonista de una de las escenas iniciales, la que transcurre en un estudio y que recoge precisamente el proceso de grabación del tema "Ohoopee River Bottomland". Como con todo lo que en la película se puede ver y oir, quedé alucinado.



Tuve la suerte poco después de encontrar uno de sus buscadísmos LP's de los 70 para el sello Monument, el títulado "Loose Change", grabado en Muscle Shoals y Nashville, y sigo buscando sus tres restante discos de esta época, "New Beginnings" (1975), "Let Me Sing My Song To You" (1976) y "Sojourner" (1979). Después, a primeros de los años 80, Larry Jon abandonó el negocio musical. Reapareció mucho tiempo después en los dos excelentes volúmenes "Country Got Soul" y con The Country Soul Revue, editados por Casual en 2004. En 2008 el sello 1965 Records editó su primer disco en casi 30 años, pero que a la postre ha resultado ser también su despedida. Titulado simplemente "Larry Jon Wilson", el álbum fue grabado en 7 días en Perdido Key, Florida. Larry Jon contaba a Jeb Loy Nichols y Jerry DeCicca historias sobre "auto-stop, buscavidas en los billares, ser padre, jugar, beber, mujeres, y su amistad con Townes Van Zandt y Mickey Newbury" e inmediatmamente saltaba a una canción, así que todo está grabado en directo en una habitación, y todo son primeras tomas. El resultado es, sencillamente, uno de los mejores discos que uno puede comprar hoy en día.


Como anécdota, contar que Larry Jon estuvo tocando entonces en Londres (y alrededores) en julio de 2008, coincidiendo con la edición del disco, y casualmente nuestro amigo Alan Tyler iba a ejercer de telonero suyo. No lo pudo hacer porque estaba pasando unos días por aquí, precisamente. Nos hubiera gustado poder traerle a tocar.

Tuesday, June 01, 2010

JIM CARROLL, The Basketball Diaries and The Book of Nods (Faber & Faber, 1987)

Hará unos 15 o 16 años que mi padre me compró este libro y escribo estas líneas pensando en él. Un acontecimiento de lo más trivial por lo demás, pero que para mí y con el paso del tiempo, ha adquirido esa especial resonancia y trascendencia que adquieren a veces este tipo de acaecidos. Además, recuerdo perfectamente el momento y las circunstancias. Fue en la Casa del Libro de Bilbao, la original, en la calle Colon de Larreategui. Creo que habíamos salido a hacer algún recado o alguna gestión, y en estas que pasamos por delante de la librería y decidimos entrar. He de decir que en casa de mis padres los libros siempre han ocupado un lugar privilegiado, tanto cuantitativamente (para desespero de mi madre) como cualitativamente (¡nada mejor que un buen libro!). Y en ese afán de los padres por transmitir a sus hijos las enseñanzas que consideran prioritarias y fundamentales, mi padre siempre ha tratado de inculcarnos ese amor sincero por los libros... y al final lo ha conseguido, sin duda. Que mayor placer pues que poder complacer a un hijo cuando su única demanda consiste precisamente en la adquisición de un libro…

Pero me centro. Jim Carroll y The Basketball Diaries... Fue verdaderamente providencial e inesperado encontrarlo. Se trata de la edición inglesa de Faber & Faber, publicada en formato bolsillo en 1987. La foto de la portada es un "closeup" de la que aparece en la edición original (reproducida más abajo). Además esta edición incluye los poemas en prosa de "The Book of Nods". Pero la cuestión es que, en mi universo particular, The Basketball Diaries había adquirido para entonces dimensiones casi míticas... como todo lo que rezumase aromas del Nueva York de finales de los 70. Y ahí Jim Carroll ocupaba un lugar privilegiado (junto a Patti Smith, Tom Verlaine, Richard Hell...) Por eso, encontrar por casualidad esta edición, y que mi padre accediese complacido a comprármela supuso tanto para mí. No olviden que entonces, tener acceso a este tipo de material no resultaba fácil.
Me entregué a su lectura de lleno. Imagino al lector de estas líneas familiarizado con, al menos, el contenido del libro. Entre 1962 y 1966, es decir, entre los 12 y 16 años, Carroll escribió unos diarios que daban cuenta de su vida en las “malas calles” de Nueva York, mientras asistía a las clases en un colegio privado, jugaba al baloncesto, tenía más sexo del que podía imaginarse y hacía las veces de chapero para financiar su creciente adicción a la heroína. Pero, ¿cómo era posible aquello que estaba leyendo? Aquello no podía dejar de impresionar ni al más vivido de mis conocidos o, incluso, desconocidos. Era un texto ágil, crudo, casi descarnado... sin florituras, pero a la vez se podía vislumbrar, en medio de tanto desfase, el aliento poético que inspira la prosa de aquellos que “lo tienen”. Quedé subyugado. Fue después cuando conseguí por fin la reedición en CD de su primer disco, “Catholic Boy” (ese en el que aparece retratado junto a sus padres), que pude comprobar también que todo lo que había leído sobre las grandezas de este poeta convertido a rockero eran ciertas, y aquellas canciones (Wicked Gravity, People Who Died, Day & Night, Catholic Boy, City Drops Into The Night -¡qué título!-… en fin, ¡todas!) se convirtieron en banda sonora de mi vida. Igual que las imágenes evocadas por The Basketball Diaries.

El texto fue llevado al cine como “Diario de Un Rebelde” con un jovencísimo Leonardo DiCaprio haciendo las veces de Jim Carroll. No he visto la película, ni ganas que tengo (salvo que alguien, con argumentos de peso, me saque de mi obcecamiento), pero fue estrenada por aquí y cuenta con su correspondiente edición en DVD. Ediciones B aprovechó el tirón y publicó una traducción del libro con el mismo título en 1996, aunque creo que en estos momentos está descatalogado. Carroll falleció el pasado mes de septiembre… otro más que añadir a la lista de “gente que murió”… “they were all my friends / and they died”.

"Read Rimbaud, read Jim Carroll..."

Wednesday, April 21, 2010

NICK GARRIE, ¡¡Jueves 22 de abril en Bilbao!!

Algo bueno tenía que tener la nube tóxica islandesa y el consiguiente cáos aéreo europeo... Nos va a permitir disfrutar de la presencia de Nick Garrie, en la distancia corta del Residence Café bilbaíno, a partir de las 22:00 horas de mañana, jueves 22 de abril. La entrada es gratuita.

Nick Garrie debutó con “The Nightmare of JB Stanislas”, un disco de folk psicodélico editado en 1969 que fue producido por Eddie Vartan (hermano de Sylvie Vartan), y que quedó olvidado en el almacén de su sello DiscAZ tras el suicidio de su propietario pocos días después de que saliese el álbum a la calle. Admirado a lo largo de las décadas, a pesar de las escasas copias que finalmente circularon de aquel mágico disco y su elevado precio para coleccionistas (más de 1200 euros), fue incluso elogiado por Leonard Cohen, quien dijo personalmente a Nick en la gira conjunta que hicieron en nuestro país en los 80 (gira que recaló en Bilbao, por cierto), que le encantaría haber compuesto algunas de las canciones del disco. Colaboraciones de lujo, como las realizadas en diferentes ocasiones junto al compositor de bandas sonoras Francis Lai (ganador de un oscar por “Love Story”, y responsable de, entre otras bandas sonoras, “Un hombre y una mujer”, “Vivir por vivir”, “Bilitis”, “Ojos negros” o “Emmanuelle”).


La escasa actividad musical del compositor británico se ve hoy compensada gracias a la participación de la escena pop escocesa más reconocida: Duglas T Stewart (BMX BANDITS), Norman Blake (TEENAGE FANCLUB), Ally Kerr (su verdadero ángel de la guarda) y todo un séquito de músicos que se han puesto a su servicio para grabar las canciones de su álbum, “49 Arlington Gardens”, incluido Francis Lai, que firma junto a Nick uno de los momentos mas románticos del disco. Editado por la discográfica madrileña Elefant Records en 2009, “49 Arlington Gardens” debe ser el disco que la historia musical utilice para saldar cuentas con Nick Garrie. Hay demasiadas razones para que así lo sea. Las maravillosas sesiones de grabación en Escocia, apadrinadas por Ally Kerr y que contaron con nombres como Norman Blake (TEENAGE FANCLUB), Francis McDonald (NICE MAN, TEENAGE FANCLUB, BMX BANDITS), Duglas T. Stewart (BMX BANDITS) produciendo, y Duncan Cameron (DELGADOS, TRAVIS, TRASHCAN SINATRAS) como ingeniero de sonido, junto a los todavía desconocidos DOGHOUSE ROSES, la española Sandra Belda Martínez (CALIFORNIA SNOW STORY, SUPERÉTÉ), Rachel Allison, Iona McDonald y muchos más músicos de la escena indie pop escocesa. Una colección apabullante de grandes composiciones, con preciosidades como “Twilight”, “Le pont mirabeau”, “When evening comes” o “When the child in you”, o un tema de profundo romanticismo como es “Lovers”, escrito junto a Francis Lai (responsable de bandas sonoras históricas como “Un hombre y una mujer” o “Love Story”). El hecho de que “The nightmare of J.B. Stanislas”, el disco maldito que editó en 1969 que apenas llegó a ver la luz y que hoy es pieza de coleccionista (aunque ya fue convenientemente reeditado en CD por el sello Rev-Ola y en vinilo por la firma barcelonesa Wah-Wah), esté teniendo ese pequeño momento de gloria que el azar le arrebató en su momento. Y sobre todo, un cantautor, Nick Garrie, con una preciosa voz llena de solemnidad y un sentido del pop clásico, en el mejor sentido de la palabra, disfrutando de un momento de brillante inspiración.



Uno de esos discos que ve la luz gracias al empuje de una nueva generación de músicos, admiradores del cantautor británico. Un disco honesto, cercano, elegante, preciosista, que mantiene un maravilloso equilibro entre arreglos y melodías; un conjunto que da buena muestra del preciosismo que reina en las melodías de este compositor, hoy más reconocido que nunca, junto a nombres como Donovan o Nick Drake.

Saturday, February 20, 2010

DOGS, Legendary Lovers, Epic 1983 (Discos a recuperar 11)


Francia nos ha dado a Francoise Hardy, Michel Polnareff o Serge Gainsbourg. Grandes, grandísimos, todos ellos de la música popular. Pero en lo que a grupos de rock 'n roll se refiere, ¿cuántos nombres del calibre de los citados se te ocurren? ... A mí, sin duda alguna, sólo se me ocurre uno: los Dogs. Ah, los Dogs. Los Dogs de Dominique Laboubée. Los Dogs, ¿el mejor grupo francés de rock'n'roll? Tal vez. Me ocurre con ellos otra de esas "liaisons" especiales... En pleno proceso adolescente de descubrimiento de los icónos del pop (Dylan, Velvet, Who, Creedence, Stones, Bowie...) y entrando ya en el punk (Clash, Pistols, Jam, Heartbreakers...) creo que los Dogs fueron uno de los primeros grupos "underground", por así decirlo, que se cruzaron en mi camino. Un amigo en clase tenía la entonces reciente reedición en disco doble de sus dos primeros álbums "Different" y "Walking Shadows". Aquellas portadas prometían! Paralelamente cayó en mis manos un ejemplar del fanzine "La Herencia de los Munster". En su nº 10, entre otras lindezas, había un artículo en profundidad sobre ellos...

Originarios de Rouen, en la zona de Normandía, el grupo se formó en 1973. Hasta la publicaicón en 1978 de su debut discográfico (el mítico single "Charlie Was A Good Boy/19/No Way", que Robin Wills recuperaba hace nada en su magnífico blog), darán conciertos, interpretarán significativos covers (Stooges, Standells, Pretty Things, 13th Floor Elevators...), Dominique compondrá sus primeras canciones, y vivirán el cisma que dará lugar a la formación clásica del grupo: Dominique (voz y guitarra), Huges Urvoy (bajo) y Michel Gross (batería). Con esa fromación registran sus dos primeros LP's para la discográfica Phillips, que les colocarán en un lugar privilegiado dentro de la escena francesa. Para la grabación de su tercer LP, "Too Much Class for the Neighbourhood", incorporan a Antoine Masy Perier a la guitarra y fichan por Epic Records, consiguiendo así el respaldo que necesitaban tanto artístico como monetario para llevar su prometedora carrera más allá. Así se inicia la etapa más fructífera a todos los niveles del grupo. "Too Much Class..." editado a mediados de 1982, grabado en Londres y con producción a cargo de Tony Platt, supone para muchos de los fans del grupo su cima artística. Y ciertamente se trata de uno de los mejores ejemplos de rock 'n roll exultante y vitalista firmados en los ochenta.

Después de una gira por toda Francia y de hacer 15 fechas por el Reino Unido abriendo para Dr. Feelgood, los Dogs se convierten en la gran esperanza blanca del rock francés. Y es en este contexto donde se fragua el disco que hoy nos ocupa (grabado nuevamente en Inglaterra bajo la producción del gran Vic Maile -responsable del sonido de los primeros discos de los Jam, Inmates o los mismos Feelgood-). No sé si es el mejor disco de su carrera, pero a mí me gusta especialmente porque tiene todo lo que hacía al grupo tan especial: clase, estilo, actitud, y sobre todo un ramillete de canciones realmente invatible. Claro que los Dogs no eran un grupo surgido en la explosión punk que más tarde evolucinó hacia derroteros más melódicos y calmados. Lo suyo venía de antes, de mucho antes. De la mejor tradición del rock 'n roll. La que representaron en los 70 los Flamin' Groovies, trazando el arco que va desde "Flamingo" hasta "Jumpin' In the Night". Ya lo dejaban patente desde el título de su clásico debut, "Different". Ellos lo eran. Desde ese trallazo que abre el disco titulado "Little Johnny Jet" y hasta el final, "Legendary Lovers" es un compendio de lo mejor que el rock puede ofrecer: frescura, diversión, una forma de entender la vida y de vivirla. Al otro lado del Atlántico estaban los Plimsouls, y a éste los Dogs.

Viendo en Gazteszena a los Hi-Risers el otro día abriendo para Roy Loney y Señor No, me acordé de los Dogs, y me dí cuenta, una vez más, de lo difícil que resulta hacer lo que ellos hacen: que lo difícil parezca fácil, que el rock suene a rock. "Lo difícil podemos hacer ya mismo, lo imposible puede llevarnos algo más".

Monday, February 08, 2010

Recordando a DAVID McCOMB & THE TRIFFIDS, Stolen Property

Recuerdo perfectamente cuando leí el primer obituario que anunciaba la muerte de David McComb, líder del grupo australiano The Triffids. Fallecía muy poco antes de cumplir los 37 años, por complicaciones derivadas de un rechazo al trasplante de corazón que había tenido tiempo atrás, unidas a años de consumo de heroina y alcohol. Me impresionó el texto ensalzando su figura y su obra, y la foto que lo acompañaba que le representaba en medio de un paisaje de desierto australiano. Aquello hizo que investigara al personaje y que después me enganchara definitivamente a su música, que fui descubriendo y admirando poco a poco, hasta hacerla propia. Se cumplen por estas fechas once años de su desaparición, y a vuelta con los cumpleaños y las edades y las coincidencias, no es sino otro dato más que de manera precisa remarca de nuevo esa más que especial querencia por este talento único... Y es que el efecto que produce en mí la música que David McComb hizo con los Triffids es tan único y duradero, tan especial y profundo, que le sitúan a la cabeza de esos favoritos personales, aquellos que guardamos para nosotros y que compartimos sólo con unos pocos elegidos. No se trata, a estas alturas, de convencer a nadie, ni de enslazar por encima de supuestos méritos a quien no lo merece. Acabo de encontrar este vídeo del tema "Stolen Property", una canción que por sí sola puede resumir todo ese especial hechizo que la música de los Triffids representa, o al menos se le acerca bastante, y me apetecía compartirla. La versión original aparece en su clásico "Born Sandy Devotional" (1986), uno de mis discos favoritos de los ochenta, y de cualquier otra década, si nos ponemos.


Si acabáis de visionar y escuchar el vídeo, poco más puedo añadir. ¿Que la ejecución no es perfecta? Mejor así. Para los que aún no tengan el disco conviene recordar que Domino Records lo recuperó en 2006, inaugurando la serie de ejemplares reediciones de toda la discografía de los Triffids. Y es ahora también cuando se anuncian dos acontecimientos que harán que todo fan de los Triffids que se precie salive con profusión. Por un lado, el próximo 5 de abril Domino edita "Come Ride With Me ... Wide Open Road: The Best of the Triffids", una caja que contendrá al menos 8 cd's repletos de rarezas del grupo: las míticas 6 cassettes que el grupo editó antes de publicar en vinilo, conciertos, demos, sesiones de radio, ensayos... Y, por otro lado, pocos días después, el 9 de abril los cinco miembros supervivientes del grupo se reunirán de nuevo para rendir homenaje a David, en un evento que denominan "A Secret In The Shape of A Song", y que ya presentaron en Perth y Sydney en 2008. Una velada que anuncian larga ("it's such a repertoire", justifican; ¡ya lo creo!) y con la presencia de músicos amigos y fans del grupo, que rendirán merecido tributo al legado musical que David McComb nos dejó. El concierto se celebrará en el Barbican londinense y unos días después se repetirá en Belgica y en Atenas. Más detalles en la web del grupo.

Al margen de proyectos como The Blackeyed Susans o The Red Ponies, la carrera musical post-Triffids de David McComb tiene su mejor momento en el único album que pudo grabar a su nombre, "Love Of Will". Editado por Mushroom en 1994 y descatalogado desde hace tiempo (aunque visto el excelente trabajo de Domino, seguro que en un futuro no muy lejano lo vemos reeditado), se trata de una excelente colección de temas que resumen las cualidades de McComb como compositor y que en la orientación musical abandona un poco la experimentación más atrevida de "The Black Swan", último álbum de estudio de los Triffids, en favor de un sonido más orgánico y musculoso, sin perder esa especial sensibilidad marca de la casa en títulos como "Day Of My Ascension", "Nothing Good" o "Lifelike". Muy especialmente recomendado, junto con TODA la discografía de The Triffids, y un resumen perfecto de uno de los grandes talentos salidos de Australia... ¡Va por tí David!