Thursday, March 17, 2011

MICKEY NEWBURY Looks Like Rain, 1969 Mercury (Discos a recuperar, 13)

No es, el de Mickey Newbury, uno de esos nombres instantáneamente reconocibles o familiares para el común de los aficionados. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, algunas de sus creaciones sí que deberían, al menos, provocar una mueca de afirmación. Es el caso de "Just Dropped In" o "American Trilogy" que, en las versiones de Kenny Rogers y Elvis Presley respectivamente, dieron popularidad y un mínimo reconocimiento al señor Newbury. Y sin embargo, como también suele ocurrir en estos casos, entre sus colegas de profesión, Mickey era una inspiración constante, alguien admirado y capaz de provocar los más encendidos elogios de su persona y su obra. Así Kris Kristofferson, en las notas de contraportada de este LP que hoy traemos por aquí, decía de él: "Mickey Newbury es un artista en el sentido clásico del término, no confundir con la más extendida en el show-biz: cualquiera que se pone detrás de un micrófono o interpreta en un escenario". A lo que Johnny Cash apostilla: "Newbury es un poeta".

Descubrí la música de Newbury gracias a un amigo inglés que tenía a bien surtirme con innumerables cintas de los más diversos y a veces oscuros compositores y cantautores, sobre todo norteamericanos. Uno de sus envíos contenía el CD titulado "Nights When I Am Sane", un directo de 1994 que simplemente me dejó noqueado, ¿"qué" era aquello? Desde luego no había escuhado muchas cosas que se le parecieran. Voz y guitarra, y unas canciones que no se sabe muy bien de dónde vienen. Le siguieron un par de cintas con buena parte de su discografía clásica... y después he ido procurando hacerme con esos discos..."Frisco Mabel joy", "Sings His Own" y hace algún tiempo ya que conseguí una inmaculada copia de este "Looks Like Rain", una de las joyas de la corona.

Era su segundo disco, y Newbury quiso desquitarse de la decepcionante experiencia de la grabación de "Harlequin Melodies", su debut de 1968 para RCA . Aunque creo que se trata de un disco igualmente mágico, Newbury quedó muy descontento con la producción de Felton Jarvis, y cuando fichó por la discográfica Mercury exigió para sus discos ejercer él mismo las labores de producción o, al menos, poder elegir al productor. Aquí el tándem Jerry Kennedy/Bob Beckham consigue crear una atmósfera íntima y mágica que envuelve todo el álbum. Concebido como un disco conceptual, los sonidos de la lluvia se escuchan entre canción y canción, estamos ante un trabajo que desafía cualquier tipo de clasificación... delicado pero intenso, lleno de arreglos tremendamente imaginativos a la vez que sutiles y delicados, que le dan esa continuidad que te impide desconectar y que te arrastra de principio a fin, subyugado por una belleza única. Kristofferson comparaba la escucha del disco, con una sesión de canciones tocadas de noche en el silencio de la habitación de alguien... sonando a veces como los viejos ecos de un pasado olvidado y, otras, como el oscuro misterio del espacio. Y escuchando el disco uno puede imaginar perfectamente la escena: una cálida noche de tormenta en una destartalada habitación en Nashville, Newbury guitarra en mano desgranando una a una sus mágicas canciones... para sus amigos músicos (los Buttrey, Moss...) y escritores (Gantry, Kristofferson, Swan, Fritts...) de aquella irrepetible generación y escena que alumbró Nashville a finales de los sesenta. Y luego están las canciones, algunos de sus temas más recordados: "She Even Woke Me Up To Say Goodbye", "33rd Of August" o la mítica "San Francisco Mabel Joy"... todas magistrales, emocionantes, redefiniendo una y otra vez lo que un compositor y un cantante de country podía o no hacer.

La influencia de la música de Newbury, afirman, fue fundamental en el movimiento Outlaw de los 70 (sobre todo por ser uno de los primeros en plantarse ante el establishment de Nashville), y de hecho su patronazgo sirvió a gente como Townes Van Zandt (con quién escribió un buen puñado de temas, algunos de los cuales interpreta Newbury en su primer disco) o Guy Clark, a quienes por lo visto abrió más de una puerta en la industria. Sus canciones siguieron siendo versionadas y Newbury editó unos cuantos discos a lo largo de la década de los 70. Pero, a pesar de las buenas críticas que siempre recibieron ninguno tuvo gran repercusión comercial. Retirado del mundo de la música durante los ochenta, volvió a grabar y tocar en directo a finales de esa década. Falleció en 2002, a los 62 años después de una larga batalla contra la fibrosis pulmonar que padecía.


Hoy en día solo está disponible como parte de una caja de 8 CD's con otros tantos LP's de Newbury. Sin embargo, hace unos meses la revista inglesa Uncut, en un artículo retrospectivo, anunciaba la reedición de este disco para comienzos de este 2011. Esperemos que así sea.