

Después de una gira por toda Francia y de hacer 15 fechas por el Reino Unido abriendo para Dr. Feelgood, los Dogs se convierten en la gran esperanza blanca del rock francés. Y es en este contexto donde se fragua el disco que hoy nos ocupa (grabado nuevamente en Inglaterra bajo la producción del gran Vic Maile -responsable del sonido de los primeros discos de los Jam, Inmates o los mismos Feelgood-). No sé si es el mejor disco de su carrera, pero a mí me gusta especialmente porque tiene todo lo que hacía al grupo tan especial: clase, estilo, actitud, y sobre todo un ramillete de canciones realmente invatible. Claro que los Dogs no eran un grupo surgido en la explosión punk que más tarde evolucinó hacia derroteros más melódicos y calmados. Lo suyo venía de antes, de mucho antes. De la mejor tradición del rock 'n roll. La que representaron en los 70 los Flamin' Groovies, trazando el arco que va desde "Flamingo" hasta "Jumpin' In the Night". Ya lo dejaban patente desde el título de su clásico debut, "Different". Ellos lo eran. Desde ese trallazo que abre el disco titulado "Little Johnny Jet" y hasta el final, "Legendary Lovers" es un compendio de lo mejor que el rock puede ofrecer: frescura, diversión, una forma de entender la vida y de vivirla. Al otro lado del Atlántico estaban los Plimsouls, y a éste los Dogs.
Viendo en Gazteszena a los Hi-Risers el otro día abriendo para Roy Loney y Señor No, me acordé de los Dogs, y me dí cuenta, una vez más, de lo difícil que resulta hacer lo que ellos hacen: que lo difícil parezca fácil, que el rock suene a rock. "Lo difícil podemos hacer ya mismo, lo imposible puede llevarnos algo más".
Al margen de proyectos como The Blackeyed Susans o The Red Ponies, la carrera musical post-Triffids de David McComb tiene su mejor momento en el único album que pudo grabar a su nombre, "Love Of Will". Editado por Mushroom en 1994 y descatalogado desde hace tiempo (aunque visto el excelente trabajo de Domino, seguro que en un futuro no muy lejano lo vemos reeditado), se trata de una excelente colección de temas que resumen las cualidades de McComb como compositor y que en la orientación musical abandona un poco la experimentación más atrevida de "The Black Swan", último álbum de estudio de los Triffids, en favor de un sonido más orgánico y musculoso, sin perder esa especial sensibilidad marca de la casa en títulos como "Day Of My Ascension", "Nothing Good" o "Lifelike". Muy especialmente recomendado, junto con TODA la discografía de The Triffids, y un resumen perfecto de uno de los grandes talentos salidos de Australia... ¡Va por tí David!